cultura otavaleña
miércoles, 25 de noviembre de 2015
FECHA: 24/11/2015
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CARRERA:
Comunicación Social
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ASIGNATURA:
: Nuevos Escenarios de la Comunicación
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GRUPO: 3 C
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ALUMNO/A: Angélica Pacheco
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DOCENTE: Leonel
Soto
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CULTURA OTAVALEÑA ENTRE COLORES Y TEJIDOS
La
colorida ropa, la diversidad de prendas, la mezcla cultural, adornan los portales
de las antiguas casas de la plazoleta de San
Francisco. Allí un grupo de 28 familias otavaleñas
comercializan a diario sus productos, atrayendo a turistas nacionales,
extranjeros y a los propios habitantes de Cuenca.
Tomando como referencia su cultura intentan
trasmitir lo que hacen y la esencia de su pueblo.
Bufandas,
chompas, guantes, ponchos, ropas para bebe
realizados en hilo o en alpaca, son algunos de los artículos que
confeccionan y ofrecen. Es muy común recorrer el lugar y ver gran cantidad de
turistas, enamorados y atraídos por la diversidad de colores. Convirtiendo ese lugar como un punto de mezcla y encuentro cultural de las diferentes personas.
Todos
los días de la semana sin excepción de feriados se encuentran ofreciendo sus productos los comerciantes otavaleños.
Ellos ordenan sus puestos desde las 7 de la mañana para la comercialización
hasta las 8 de la noche. Con largas e intensas jornadas buscan el sustento
diario para sus hogares.
El
dejar sus familias, costumbres, es lo que muchas personas tuvieron que pasar
para aventurarse a una vida nueva en la gran ciudad. Teniendo que acoplarse y luchar por un mejor futuro lejos de la tierra
que los vio nacer. Recordando sus raíces intentan mantener a diario su lugar de trabajo como un pequeño Otavalo.
Hace
46 años llegaron los primeros otavaleños a Cuenca, trayendo sus carros llenos de
textiles y ropas confeccionadas para la
respectiva comercialización. Ubicándose en la plazoleta de San Francisco que se
encuentra en el centro histórico de la ciudad. Con el objetivo de progresar
abrieron sus mercados en distintos
sectores del país.
Aurelio
Morales radicado hace 15 años en Cuenca. Se
dedica junto a su esposa a la comercialización de sus artículos. Recordando
con nostalgia su querido Otavalo lucha a diario en la ciudad que la acogió para mantener a su familia,
“Intentamos poner una esencia de Otavalo en el sector, semejar a nuestra ciudad
para no sentirnos extraños” añadió.
“Mi bonito, Que se le ofrece, Venga mi Patrón”
son algunas de las frases típicas que se escucha y utilizan para atraer al
cliente. La alegría el entusiasmo y la felicidad es lo que trasmiten estos
otavaleños al recorrer sus puestos. Ellos nos
permiten conocer un extracto
de su cultura y raíces en nuestra ciudad
Al
realizar el recorrido por la calle es muy común
ver a personas hablando el kichwa, tejiendo sus productos. La precisión al
realizar cada prenda, el cuidar el mínimo detalle para poder exhibirlo son actividades
que hacen a diario. Llenando de colorido y ropa de gran calidad que cautiva y
enamora a los turista en especial a los extranjeros.
Diego
Ramos de 27 años cuencano de padres otavaleños
se siente orgulloso de sus raíces. Con alegría menciona que al acabar la primaria empezó ayudar en la
comercialización a sus padres. Teniendo como fuente de ingreso la venta de sus
tejidos.
Con
precios desde los 2 hasta los 25 dólares dependiendo del producto se encuentra
en diversa mercadería de los puestos.
Donde el 25% de prendas son realizadas a mano mientras que el resto traen de fábricas
de Otavalo. Teniendo la virtud de conservar estilos y diseños propios de la
cultura.
La
regateada
como se conoce, el negociar los
artículos es parte del diario de estas personas. “Vivimos en una sociedad en
donde ya se convirtió en moda regatear y hay que pelear los precios para quedar
con ganancia” mencionó Diego Ramos
Los
productos en alpaca y lana son los más
vendidos y pedidos por los clientes. La diversidad de diseños que realizan, la
originalidad y el precio es lo que atrapa a los visitantes del lugar. Hay que considerar que
intentan mostrar parte de la cultura en cada prenda textil que exhiben al
público.
Más
que compañeros o amigos se definen como familia las personas que se encuentran y
comparten a diario en el trabajo. El apoyo que existe por parte de la asociación de
Otavaleños en Cuenca es muy
importante para el progreso del grupo.
Alrededor
de 15 a 30 personas reciben a diario en
cada puesto. Ellos muestran sus mejores productos para venderlos, realizando las mejores ofertas para sus clientes. Hay
que señalar que gran parte de turistas simplemente buscan capturan en sus cámaras la diversidad de colores para
llevarse un recuerdo del lugar.
Un
poco indeciso recorría la calle de los
otavaleños Tarquino Niola Cuencano amante de estos textiles. “Desde que tenía
10 años de edad vengo a la plaza, y a mis 50 años me encantan los ponchos que hacen aquí son muy bonitos abrigados
y baratos” señaló.
Los
anacos, blusas blancas, los collares llamativos
y el cabello recogido es la hermosa vestimenta de la mujer. Las alpargatas los sombreros de paño, los
pantalones de tela y los ponchos es la vestimenta que el otavaleño luce con
orgullo todos los días en San Francisco.
Conservando la esencia de su ciudad al no perder la costumbre de mostrarse a
las personas con las prendas mas características.
Una
clave fundamental para el progreso
otavaleño es el turismo que existe en Cuenca. A la semana reciben gran
cantidad de personas extranjeras que se enamoran de sus productos y compran los
mismos. Teniendo como la mayor fuente de ingreso para este grupo a los
turistas.
Wilmer
Prado representante del ministerio de Turismo menciona “Los otvaleños ya son
parte misma de la cultura cuencana, tanto turistas nacionales como
extrajeros vienen con el fin de observar
esta multiculturalidad que ofrecen en
este lugar, dejando réditos económicos para nuestra ciudad”.
Emilie
Salvensen jubilada de Inglaterra admiraba
la plazoleta atraída por la diversidad de
prendas y la originalidad de las mismas, sintiéndose enamorado por los
productos. “Un carnaval de colores, nunca había visto algo así muy bonito es
Ecuador” señaló. Mostrando a nuestro país como diverso y pluricultural.
Ecuador” señaló. Mostrando a nuestro país como diverso y pluricultural.
Laura
Enríquez hizo de Cuenca su hogar hace 20 años. Ella tiene su puesto de ropa
junta al de su suegra. Conservan su cultura e intentan trasmitir a sus hijos.
Añade que vienen a una ciudad grande para buscar un mejor futuro para sus
familias.
“La
discriminación que existe hacia nosotros
y nuestros hijos por la forma de hablar y vestir es lo que no nos gusta
de aquí” mencionó Laura. Luchan por no perder sus costumbres y progresar en una
sociedad ajena a la de ellos.
La riqueza cultural,
los réditos económicos, los hermosos productos son lo que este grupo de
otvaleños nos brindan a los cuencanos. Convirtiéndose en personas dignas de
admirar al conservar su cultura. Orgullosos de sus raíces y tradiciones ven del
comercio su fuente de ingreso.
domingo, 8 de noviembre de 2015
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